Lidiando Con un Maligno (o Maligna)

“Cinnamon, sin canela.”

“Gatúvela.” (Supongo que porque me gusta hacerme el “cat eye”.)

Esas (entre otras) son algunas de las frases que han utilizado para referirse a mi persona.

Los malignos son parte del camino…

Seguramente te has topado con un maligno (o maligna) en el trabajo, familia (directa o política) o que por alguna (desgraciada) razón ha venido a formar parte de tu entorno. Son personas que tratan de lastimarte ya sea burlándose de ti, utilizando palabras despectivas cuando se refieren a tu persona, o que continuamente tratan de restarle valor e importancia a todo lo que haces y dices.

Los malignos, intencionalmente, hacen todo lo posible para que te sientas menos, dudes de tu valor, de tus capacidades y de lo que puedes alcanzar.

Cuando estamos en edad escolar es más sencillo lidiar con este tipo de personas. Después de todo, siempre hay adulto que vela por la sana interacción de los menores. Siempre se puede dar la alerta y el adulto interviene. (Por lo menos la mayoría de las veces.)

¿Pero qué pasa cuando llegamos a una edad adulta y nos topamos con alguien así?

“Attention Wh@¥£$”

Una característica que los malignos tienen en común, es que son “attention wh@¥€$” (prostitutos de atención, si lo fuéramos a traducir literalmente). Personas que harán lo que sea, sin importar cuan comprometida esté su dignidad, profesionalismo, salud emocional (o aún la salud emocional de sus propios hijos), para recibir y ser el centro atención. (P.S. Mi amiga, la que siempre llega tarde a todo, fue la que me enseñó a detectar este tipo de personas.)

Entiende la Raíz

Primero que nada, debes entender la raíz. Los malignos son personas infelices. La infelicidad e insatisfacción son su esencia. Un maligno, no importa cuanto tenga, cuantos títulos, ni cuanto consiga, nunca siente que es suficiente y vive buscando engrandecerse. Todo lo quiere, todo lo necesita…, incluyendo tu sonrisa y tu energía. Viven pendiente a los demás para compararse, minimizar a los otros y alardear. (Dentro de su mente torcida, siempre tienen lo mejor; siempre lo hacen mejor; todo lo saben y el éxito de los demás es gracias a ellos. )

Son personas heridas…

…y las personas heridas hieren.

Son personas infelices…

…y quieren que tú también seas infeliz.

Lo que no podrás hacer…

  • Controlar lo que dicen
  • Hacer que te quieran y te acepten
  • Golpearlos (en realidad puedes, pero no debes)

Bien puedes…, perder…

“Perdiendo también se gana.”
Dijo alguien.
Alguna vez.
… y es cierto.

Si hay una situación en la que aplica esta frase como anillo al dedo, es esta. 

Me explico. 

No caer en el juego del maligno, es lo más inteligente que puedes hacer.  Como mencioné antes, este tipo de persona, son  “attention wh@£€$”.

Atención es todo lo que quieren y necesitan; y martirizandónte la existencia pueden obtener su droga (la atención).

Por otro lado, si les ignoras, “viras la tortilla” y los expones como lo que son: chiquillos inseguros.

Controla lo que sí puedes controlar…

Controla lo que está en tus manos controlar: a ti mismo.

Toma las riendas de ti mismo y ponte al mando. El maligno tendrá en tu vida la importancia que tú le permitas tener. Utiliza toda ese energía negativa que el maligno (o maligna) trata de echar sobre ti y conviértela en combustible para dejar salir la mejor versión de ti cada día. Siendo mejor cada día, enriqueces a tu familia y a todo aquel que te rodea. Por sobre todas las cosas, te ayudará a ver lo mejor de ti.

Abraza Nuevos Proyectos

Dicen por ahí que “el ocio es el mejor amigo del diablo”. Mantenerte alejado del recuerdo de las palabras y comportamiento negativo del maligno te hará bien. Al emprender cosas nuevas (clases, manualidades, ejercicios, mejoras en la casa, leer libros de auto ayuda y enriquecimiento personal) mantendrás tu mente ocupada, desarrollarás nuevas destrezas y alcanzarás cada vez un mayor sentido de satisfacción.

Aférrate a Tu Alegría

No pongas tu felicidad en manos de esa persona. No pongas tu felicidad en las manos de nadie… y punto. No permitas que las palabras y el comportamiento de una persona que es infeliz, roben horas o días de felicidad a tu vida.

El peor castigo que le puedes dar a un infeliz, es seguir con tu vida, crecer, desarrollarte y ser genuinamente feliz.

El cielo es el límite. ¡Voy a tí!