Llega el lunes. Abrí y cerré los ojos y ya es viernes. Arrastro los pies al trabajo. “Que mucho ha durado esta semana. ¡Rayos! se me olvidó echarle agua a las matas otra vez.” Me digo a mí misma mientras paso el día contando las horas, deseando que sea esa hora del día en la que finalmente llego a casa, me quito la ropa y me tiro al sofá.
Sábado, me doy cuenta de que se acabó la semana y el domingo despierto con la esperanza de que la próxima semana; la próxima semana será diferente.
Que la próxima semana en efecto voy a sacar esa cita médica que llevo posponiendo durante meses y; también voy tomar las medidas que está esperando el “handyMan” con el que hablé hace algunas 12 semanas para decirme cuanto sale el trabajito que necesito en la casa.
La próxima semana. La próxima semana. La próxima semana…
Me he visto repitiendo esta historia muchísimas veces durante toda mi vida adulta. Ya sabes, esa vida en la que Mami y Papi ya no se hacen cargo de nuestros asuntos.
No voy a alardear de que soy la reina de la organización y la producción. Pero sí puedo decir una cosa: son más las semanas que he tenido una buena organización y producción, que las que no. Sólo me falta superar esos 10 días previos al periodo menstrual.
Ahora bien, esas semanas; esas gloriosas semanas en las que logro mantenerme -on track- he notado que hago estas cuatro cosas.
1- Dress Up
Según uno se ve, así es que uno se siente. Cuando me aseguro de arreglarme, me siento más energizada y con más ánimos de hacer las cosas. A difererencia de cuando me dejo parecer un garabato, que simplemente no me quiero ver ni yo misma.
Oye, y vamos que no estoy hablando de una arreglada que me toma dos horas. Hablo de vestirme con ropa que me hace sentir como “yo” ; si es que eso hace sentido. Ropa que acentúa las partes de mi cuerpo que me hacen sentir segura y cómoda.
En la mayoría de los casos, un pantalón negro de vestir o enterizo durante la semana; unos jeans durante el fin de semana. (No pantalones de pijama.) En cuanto al maquillaje, últimamente es bastante limitado. En el mejor de los casos, full face de bb ó cc cream. No ha variado mucho desde el último update* que subí al blog.
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2- Despertarme a tiempo
Despertarme tarde trae un efecto dominó. Estoy segura de que ya lo habrás notado también.
Si me levanto tarde, tengo que hacerlo todo a la prisa. Me comienzan a salir cosas mal, porque como tengo prisa, me pongo torpe. Derramo, rompo y olvido cosas que en circunstancias normales no haría. Peor aún, cuando estoy tarde, siempre hay partes de mi rutina habitual que termino sacrificando y te garantizo que comer no es una de ellas. Desgraciadamente, termina siendo el arreglarme. Agarro lo primero que encuentro. Olvido ponerme joyería. No me da tiempo a maquillarme, sólo a ponerme hidratante y spf (no salgo sin spf). Ya ahí ando por la calle sintiéndome no tan cómoda, evitando interacciones, y ” just like not me at all”.
Para evitar esto, me acuesto temprano. Me levanto temprano. Como mis mañanas incluyen una ruta de la guagüita del timbre; dejando a los nenes en dos escuelas diferentes; (una tercera parada cuando mi hijistra está), me aseguro de despertame lo suficientemente temprano para hacer todo lo que necesito. Incluyendo, por su puesto, arreglarme.
3- Plan. Plan. Plan.
Siempre fui de tener agenda. Por lo menos desde la universidad. Posteriormente, se volvió indispensable en mi trabajo. Y, honestamente, no sé porqué dejé de usarlas a nivel personal.
El año pasado comencé a utilizar el método bullet journal (a mi forma). Hablo unos pocos más detalles de eso en *este post. (10 Cosas que He Hecho Para Reducir la Ansiedad).
Ha cambiado mi vida. Hay semanas en las que estoy más enfocada. Otras menos. (Brain fog) Pero el tener donde anotar, y planificar desde los asuntos más sencillos como una cita médica y análisis de rutina; hasta otros más complejos como la matrícula y admisión en una nueva escuela, es fascinante.
Nuestra vida personal es tan importante como la laboral. En determinado momento del camino, me olvidé de eso. Nuestros sueños, intereses y metas, también se planifican y van en la agenda.
4- Una Válvula de Escape
No todo puede ser producción y trabajo. Ni en lo laboral, ni en lo personal. Tener una válvula de escape es lo que me permite mantenerme fuera del manicomio. Separo tiempo a diario para hacer actividades que ayudan a liberar el estrés. Scrapbooking, dibujos con acuarela (aunque no soy muy buena, pero me gusta), lectura, sexo. Sí, leiste bien.
En la vida no todo puede ser trabajo. En la vida no todo puede ser cumplir con responsabilidades, o con las expectativas y deseos de los demás.
¿Qué te gusta hacer? Hazlo. Saca tiempo para ello. No es negociable. Tú tiempo. Lo necesitas y lo mereces.
That would be it. See you on my next one. 💞👠