El pasado no se borra con un divorcio. Te persiguen decisiones con las que hay que lidiar; las ruinas de uno mismo y la necesidad de volver a construir lo que un día habíamos ideado como un castillo, y no resultó.
El pasado no se borra con un divorcio. Te persiguen decisiones con las que hay que lidiar; las ruinas de uno mismo y la necesidad de volver a construir lo que un día habíamos ideado como un castillo, y no resultó.