LO QUE APRENDI DESPUES DEL DIVORCIO: Lección #2

¡Hola, hola! Estoy de vuelta y lista para compartir la segunda lección aprendida antes, durante y después del divorcio. Si aún no has leido la lección #1 y te quieres poner al día, oprime aquí.

lo que aprendí después del divorcio: lección #2

Lección #2

Temía a la Soledad

Temía a la soledad y no lo sabía…, o por lo menos no lo quería admitir. No solamente tenía miedo de estar sola, en sentido de pareja. También tenía miedo de vivir sola como tal, miedo de sostener enconómicamente un hogar -sola-, miedo de tener que resolver algo que se dañara en la casa… de nuevo sola… Tenía miedo de criar a mis hijos, sola.

Lo que Aprendí Después del Divorcio: Lección #2
*No tengo derechos sobre la imagen.*

Pensaba hasta en los sapos. ¡Siii, los sapos! Si me has leído antes, sabes que les tengo terror. Ya me imaginaba la escena: un sapo grande…, enorme dentro del laundry…, impidiéndome el paso a la lavadora para sacar la ropa recién lavada, mirándome con esos ojos saltones…. y yo… ¡sola! “Y ahora, ¿quién podrá defenderme.” (Tu sabes, ¿quien sacaría el sapo?)

La mente es poderosa

Nuestras mentes tienen una habilidad increíble para crear historias y hacérnoslas creer como si fueran verdades escritas en piedra. La capacidad que tengamos de ponerle un alto a una manera de pensar equivocada, o desbalanceada, (mejor digamos desbalanceada), determinará el éxito o fracaso en lo que emprendamos (divorcio incluido).

“El poder de la expectativa de la mente puede cegar a las personas a los hechos y atraerlas a suposiciones involuntarias en prácticamente todas las maneras que perciben el mundo. Por ejemplo, los probadores de un estudio respondieron de manera diferente a un olor que olfatearon de un tubo de ensayo dependiendo de si se les dijo que era un queso elegante o residuos humanos. “
55 Interesting Facts about the Human Mind

Esta fue una de las cosas que pasó conmigo. Luego de haber sobrepasado la primera barrera (la que mencioné en la lección #1), veía la soledad como un monstruo y algo totalmente indeseable. Tenía una perspectiva de la soledad desbalanceada. Después de todo, la soledad desde una perspectiva “agradable” y beneficiosa no es una enseñanza popular.

El hecho de que estar acompañada sea “bueno”, no hace del estar sola algo “malo”. Esta fue una manera de pensar que tuve que enfrentar. No era justo para mí y mucho menos para mi ex esposo, que permaneciéramos juntos por temor a la soledad, temor de estar solos en una casa, a la escasez económica… (o la pensión alimentaria)… y a los sapos (no se olviden de los sapos).

Ya Estaba Sola

Lo irónico de todo esto, es que le temia a la soledad, pero ya estaba sola. Al menos emocionalmente. ¿Sabías que tenemos la campacidad de divorciarnos emocionalmente? Ya había llegado a un punto en el que me había desconectado. No quiero hablar por nadie, pero estoy casi segura de que mi ex también. Entonces…, en cierta manera, no quería estar sola, pero ya lo estaba.

Dar el Paso

Cuando llegué al punto en el que era inminente el divorcio, me vi en la necesidad de admitir mi temor y enfrentarlo. Simplemente, (en realidad no tan simple, porque requirió intención y esfuerzo de mi parte) silencié las voces en mi mente que alimentaban este temor y comencé a buscar opciones y delinear estrategias (de seguridad, económicas y… obviamente para los sapos). Algunas funcionaron. Otras de mis estrategias, la verdad es que no. Pero poco a poco se fueron abriendo puertas y forcé otras.

Mis Niños No Estarían Solos

Descubrí que tengo una habilidad de crianza increíble… Y que al final del camino, mis hijos siempre tendrán a su padre en la medida que el quiera estar presente. La presencia real en la crianza y desarrollo de los hijos, no la garantiza el matrimonio. Por otro lado, además del mío, el amor de “Abelo”, “Aby” y Titís, siempre está presente.

La Soledad me Hizo un Favor

En el camino, he ido descubriendo que no soy cobarde como pensé, que tengo mucha más fuerza de la que imaginé que tenía. He ido descubriendo habilidades que desconocía, y que la soledad… no es tan mala como dicen.

El tiempo que estuve sola, me sirvió para encontrarme a mi misma. Fueron momentos en los que pude meditar sobre lo que quería (y no quería) en mi futuro y mis relaciones. Ese tiempo me ayudó a delinear un plan financiero que fuera sustentable para mí y mis hijos. Pude, de manera centrada y sin apegos desbalanceados, delinear un plan de vida (aunque en el futuro vaya haciendo ciertas modificaciones) que me fuera útil tanto si permanecía soltera o no.

Duro de Reconocer

Es duro reconocerlo, pero la realidad es que no necesariamente todas nuestras asociaciones (por utilizar un término más abarcador) durarán toda la vida, aunque queramos. No necesariamente tendremos siempre ese amigo, trabajo, negocio, casa, vecino… lo que sea. ¿Y sabes qué? La vida no se acaba ahí. Cuando aprendemos a disfrutar lo que tenemos, con la perspectiva de que no moriremos si algún día dejamos de tenerlo (seguramente será duro, pero no imposible) promovemos el desarrollo de relaciones saludables a nuestro alrededor.

Luego de un periodo de soledad, comencé a tener una perspectiva de las relaciones interpersonales distinta. Aprendí que es más saludable tener una persona a mi lado porque quiero estar con ella y no por temor a estar sin ella. (Si eso te hace sentido 😉)

Bueno…, that would be it. Suficiente por ahora. Creo que de esta serie me faltan como 2 post más (🤞). See you on my next one. 💕👠

Btw, mientras estuve sola no tuve q enfrentar ningún sapo (dinosaurio para mi), pero sí un alacrán (Kraken en mi mente) y todo salió bien. 💪🏾👠💕