Lo que Aprendí Después del Divorcio: Lección #3

Lo que Aprendí  Después del  Divorcion

El divorcio y sus lecciones. Va bastante desde que compartí las primeras dos lecciones aprendidas, ¿verdad? Si no sabes de lo que hablo, puedes leer la primera aquí y la segunda acá.

De todas las lecciones, (después de esta quedará sólo una), diría que esta fue la más dolorosa y fundamental.

Lo que aprendí después del divorcio  Lección #3

¿Que aprendí?

Las personas son como son.

Parece simple, pero no.

Verás, principalmente nosotras, las mujeres, creemos que nuestra misión en la vida es la de agarrar a un hombre y terminarlo de criar.

Creo que no hay otra forma de decirlo.

Pretendemos agarrar a una persona y hacerla nuestra misión de vida. Casi como hacemos con los hijos; queremos formarlos, enseñarlos… y darles el biberón.

Tenemos esa idea de que podemos agarrar a una persona y hacerla cambiar, o ajustar sus gustos e intereses conforme a nuestras necesidades… y a nuestro antojo. En casos más extremos, pretendemos terminar de prepáralos para la vida adulta.

Déjame decírtelo de plano…

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No puedes cambiar a nadie.

Nadie tiene la responsabilidad de vivir para darte gusto, mucho menos, ser tu monigote.

Si bien hay costumbres (y malas costumbres) que pueden modificarse para lograr un punto medio en la relación y una sana convivencia (como por ejemplo, recoger la ropa del baño, guardar los zapatos en el closet, etc.) existen carácterísticas que forman parte de la esencia de la persona. El forzarlas a reprimirse resulta en un sacrificio personal para la parte que se reprime. El monigote, por darte el gusto (o no escucharte cantaletear) “cambia”de forma temporera. Lo que también trae frustración para tí (la parte que exige el cambio), porque las cosas no se hacen de corazón, sino como resultado de una exigencia.

Entonces…, se forma ese círculo vicioso en la relación en el que una de las partes está reprimiéndose continuamente, y la otra parte, vive frustrada.

Deja ponerlo en “arroz y habichuelas”

Ejemplos de cosas que no se pueden forzar:

Hay personas que son súper profamilia y que les gusta compartir con sus hijos. Son personas que disfrutan desde el bañarlos, preparles desayuno y enseñarles las lecciones más simples y las más complejas de la vida. Pueden hacerlo todos los días, sin que esto represente una carga para ellos. Hay otras que no. Simplemente existen personas para las que el hecho de criar, representa una carga.

Otro ejemplo:

Hay personas a las que les gusta crecer y superarse. Estudiar, no sólo desde la perspectiva académica, sino también desde aquella de aprender destrezas nuevas y desarrollarse en distintas áreas. No necesariamente por títulos, más bien con la intención expandir y aplicar el conocimiento en su propia vida.

Por otro lado, existen otras a las que les importa poco dónde estarán dentro de los próximos dos, cinco, diez años y que verdaderamente el crecimiento personal no es una prioridad para ellos. Son personas que viven bajo el -hoy y el ahora- y el futuro, pues, ya después resolverán.

¿Te doy otro?

Hay personas a las que les gusta cuidarse y viven una vida con un efoque hacia la salud y el bienestar holístico. Sin embargo, también hay muchas otras a las que no les importa dañar sus cuerpos con estilos de vida que en nada aportan a la salud física, emocional, espiritual, familiar… Y…, para ellos, está bien así.

Y… la ñapa:

Hay personas que gustan de estar en la playa y muchas actividades sociales; mientras hay otras que las detestan.

¿Me sigues?

Son características, gustos y estilos que forman parte de las personas, que no necesariamente sea posible cambiar.

Son lo que son.

Y déjame darte una dosis de realidad: No puedes cambiar a nadie.

Lo único que puede hacer a una persona cambiar su esencia, es ella misma. Una persona, que por su propia convicción, advenga en conocimiento de que existen unas modificaciones que deben hacerse. Después de eso, será necesario que la persona tenga el coraje suficiente para implementar los cambios. Esas son las personas que cambian.

Pero lo hacen por ellos mismos. No por ti. No lo puedes hacer tú por ellos.

¿Que los polos opuestos se atraen?

No estoy tan segura de eso. O por lo menos en lo que a las relaciones de pareja se refiere, no creo. ¿Has escuchado de la palabra química?

Para que se dé la química, es necesario que exista afinidad en formas de pensar, actividades y lo más importante, la visión del futuro y cómo llegarán a ello.

Fallé en esto también. Pensaba que el tener el deseo de llegar “viejos” juntos era suficiente. Pero la realidad es que no.

Un matrimonio se construye todos los días, a cada hora , a cada minuto. Y así mismo se destruye.

¿Viejos?

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Para llegar a viejos juntos, lo primero que hay que hacer, es querer llegar.

Acto seguido; llenar el camino a la vejez de lindos recuerdos día a día; y sin ser afines, es imposible.

Es difícil recorrer un camino con la mitad del cuerpo queriendo ir a la derecha y la otra mitad hacia la izquierda.

Opciones Reales

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Las personas son como son y apredí que uno tiene dos opciones:

Aceptarlas tal cual son sin pretender cambiarles; o

quitarse…

Y ninguna de las dos, está mal.

That would be it… See you on my next one.💕👠