Cinco Días en Nueva York, ¿Qué está en mi Lista de Equipaje?

 

Dentro de pocos días estaré saliendo a Nueva York a resolver unos asuntos. Bueno, la verdad es que son unas amistades las que van a resolver unos asuntos y yo, me colé.   🙂 🙂

A pesar de que  son sólo unos pocos días, he estado monitoreando el clima  y al parecer está haciendo un frío ¡¡pelú!!  La temperatura ahora mismo está a 47º y como regla general a 65º yo estoy grave.  (Entiendan que soy de sangre tropical, por favor.)  También he estado leyendo varios artículos sobre qué cosas debería empacar para una corta visita a la Gran Manzana durante la época de invierno.  Aquí un insumo de lo que toda mis lecturas me han llevado a escoger.

 

 

  1. Dos sueras –  una negra, una crema
  2. Dos T-Shirts –  una blanca y una gris.
  3. Una blusa gruesa, pero sin mangas con cuello de tortuga color marrón
  4. Una blusa, tipo túnica de manga larga a cuadros
  5. Una blusa de manga larga
  6. Dos mahones – uno azul oscuro y otro azul un poco más claro
  7. Un coat
  8. Un par de guantes
  9. Un beanie
  10. Una bufanda
  11. Tres  pares de botas – unas con un poco de taco, ancho color negras; un par “flats” color crema hasta la rodilla; y otras “flats”de de pelusa color marron
  12. Ocho panties (no soy fanática del sostén y no creo que entre tantas capas de ropa vaya a usarlo, pero me llevaré un “sport bra” por si acaso y mis tapes favoritos)
  13. Un set de pijama de camisa y pantalón largo
  14. Un set de camisa y pantalón termal
  15. Tres pares de medias – dos gruesas y una fina
  16. Bolsa de maquillaje (la cual estará compuesta principalmente de las muestras que me ipsy) y mi lip balm de Your Good Skin – Soothing Lip Balm; mi experiencia con él ha sido maravillosa
  17. Medicamentos de uso diario o casi diario (alergias y reflujo, gracias)
  18. Desodorante, pasta, cepillo de dientes, jabón para cara, etc., etc… (tamaño viaje todo)

Ya estaré subiendo fotos de cómo las arreglé con lo que me estaré me llevando,  qué cosas no utilicé y qué cosas desearía haberme llevado.

3 Musts de Mamá

Vivimos vidas agetreadas… todos. De alguna manera u otra, todos tenemos muchísimas cosas en nuestra agenda, y cuando somos padres que participan activamente en el desarrollo de sus hijos, más aún. Sin embargo, a pesar de cuan agetreada pueda estar, he descubierto que hay ciertas cosas especifícificas que me ayudan a efrentar mi agenda con una mejor actitud.

  1. Arreglarme. Ya sea mucho o poco, el mirarme en el espejo y verme como la Bruja del 71 o Doña Florinda, me hace sentir como  “poop”; como si las circunstancias de la vida me manejaran a su antojo.  Por el contrario, el dar una mirada al espejo y verme aliñada,  me ayuda sentirme en control, al menos de mi misma.  De alguna manera u otra, el reflejo que veo que el espejo no sólo  influye en mi estado de ánimo, sino también mi comportamiento.  Cuando estoy arreglada, se me hace más fácil comportarme de forma empoderada, mejor aún, me siento empoderada.  Un poco de maquillaje, una ropa coordinada y accesorios (siempre alguna pieza de accesorio) son los elementos que procuro incluir en mi atuendo.
  2.  Tiempo Sola. Ya sea por 10 minutos o durante 1 hora, necesito tiempo de silencio y no me siento culpable por ello. Son unos momentos para recupar el aliento, detenerme, pensar,  leer algún artículo de temas interés y recargar un poco baterías.  Como regla general, aprovecho también los momentos que voy al baño y le he pedido abiertamente a los miembros de la familia que respeten esos momentos.  Mis niños aún tratan de meterse al baño cuando lo estoy usando, pero cariñosamente les pido que salgan, que una vez termine, les ayudo con lo que necesiten.
  3. Chachareo.  Un “catch up” con una alguna amiga, hermana, madre o alguien que comparta intereses conmigo.  Puedo hablar de moda, de compras, anécdotas sobre la crianza o de la vida de familia; también si necesito desahogarme acerca de algo.  Ese tiempito me sirve como una clase de “hidratante emocional” .  Bien no será una sesión psicológica, pero créeme, ayuda.

Déjame saber cuáles son tus top 3 de supervencia diaria en los comentarios.  Si no tienes ninguno, te animo que comiences intentando al menos uno de los listados y me cuentes si de alguna forma te ayudan y cómo.

Cómo Supe Que Mi Hijo Tenía Necesidades Especiales

Como padres, siempre debemos entender que cada niño se desarrolla de forma diferente y abstenernos de comparaciones, aún entre hermanos.  Pero, (porque siempre hay un “pero”) inevitablemente vemos el comportamiento de otros niños que son contemporáneos con los nuestros y podemos notar que existe la posibilidad de que nuestros hijos tengan algún rezago en x ó y área.  En mi caso, esto sucedió con mi segundo hijo.  Al compartir con otras personas y ver el comportamiento de sus niños y la interacción de los padres con ellos, comencé a notar varias diferencias en cuanto al mío.  Mayor aún, cuando echaba mano de las memorias y experiencias en cuanto a mi hija mayor (mis dos hijos tienen una diferencia de tres años entre sí), más me alarmaba.  A continuación les desgloso algunas de las cosas que fueron indicadores de que tanto mi hijo, como nosotros los padres y familia inmediata, requeríamos de ayuda profesional para fomentar su desarrollo. Aclaro que me estaré concentrando en las características que estaban presentes cuando mi hijo tenía alrededor de los 20 y 24 meses, período en el que finalmente decidí buscar ayuda.

  • No quería hablar.  Salvo dos o tres palabras que había dicho alrededor de los 9 ó 10 meses, mi hijo no hablaba.  Su forma de comunicarse se limitaba al llanto, gritos y quejas.
  • “Perretas” o rabietas continuas.  Si no conseguía lo que quería o alguno de nosotros no lo entendía, lo que venía era una perreta casi de la magnitud de la 2da Guerra Mundial, al punto de llegar a agredirme o agredirse a sí mismo.  Posteriormente, con la ayuda de una psicóloga pudimos entender que al no poder comunicarse, se frustraba. Pero en un incio, éramos incapaces de entender cuál era el detonante.
  • Poco o ningún contancto visual.  Mi hijo me ignoraba.  De hecho, en determinado momento, llegué a dudar si sufría de sordera porque podía llamarlo o hablarle y era como si hablara con la pared.  No obtenía reacción alguna de él.
  • No se entretenía con nada.  Lograr que se sentara a jugar un rato, que viera tv o concentrara su atención, era casi imposible.  Su entretenimiento se limitaba a buscar peligro (treparse por donde quiera, si estábamos afuera de la casa correr insistentemente hacia la calle), destrozar los juguetes y comer.
  • No reaccionaba al dolor.  Si se daba un golpe o se caía, simplemente no lloraba.  Era como si no lo sintiera.
  • Sensibilidad sensorial.  Si bien aparentaba ser resistente al dolor, por otro lado era sumamente sensible.  Le daban asco las cremas, si veía la mezcla de “pancakes” le daban nauseas y podía llegar a vomitar; le deba asco la arena, gritaba cada vez que sentía el shampoo en su cabeza, le incomodaba la sensasión de las pasta en la boca.

Con este panorama, se imaginarán que mis díás se conviertieron en casi una tortura.  Entre la preocupación y las dudas al no poder entender qué era lo que sucedía, (si eran cosas de mi imaginación o si genuinamente había una necesidad) y las constantes perretas, a duras penas podía salir con mi hijo, peor aún, no podía disfrutar de su compañía.  Se frustraba él porque no lo entendíamos y nos frustrábabomos los que estábamos a su alrededo porque no podíamos entenderlo a él.  Cuando mi hijo alcanzó algunos 26 meses, acudí a una clínica de Evaluación e Intervención Tempara para que lo evaluaran y auscultar si tenía alguna necesidad.  El resultado (el cual era de esperarse) me costó aceptarlo.  Ethan presentó rezago en el habla, area cognitiva, motor fino y sensorial.  Fue referido a terapias del habla (entre otras cosas) hasta el día de hoy, que con casi 6 años de edad continua con sus terapias del habla y ocupacional.

Al sol de hoy, la mejoría de Ethan ha sido del cielo a la Tierra.   De que no hablaba, ahora hay que pedirle que guarde silencio durante al menos 5 minutos (con suerte obtenemos 2.5 minutos 🙂 ).  Es capaz de inciar y mantener conversaciones, hacer y contestar preguntas, jugar, socializar, demostrar afecto y expresar sus sentimientos (tanto la alegría como la tristeza y el coraje) civilizadamente.  Juntos disfrutamos de salidas al cine, a las tiendas, parques y disfrutamos también de los momentos que nos quedamos en casa viendo una película o dibujando.  ¿Que todavía recibe terapias? Sí.  Aún necesita ayuda con la prouniciación de ciertos fonemas, ampliar su capacidad de análisis en acorde con su edad y mucha, mucha ayuda con el motor fino (principalmente con el “agarre de pinza”, poner botenes, subir cremayeas, etc).  No obstante, su futuro promete, y mucho.  Puede compararse con cualquier niño de su edad.  Pero esto ha sido posible porque enfrentamos la necesidad de nuestro niño en vez de ignorarla o huir de ella.  Mejor aún, no le tuvimos lástima.  Creemos que él es un niño fuerte y capaz y así lo tratamos.  Entendemos que existen ciertas cosas que le tomarán más tiempo aprenderlas en comparación con otros niños de su edad, pero creemos firmemente que las aprenderá y que tiene la capacidad.

Querida madre o padre que me lees: no ignores las necesidades de tus hijos esperando que se resuelvan solas.  Las probabilidades de que se acentúen en vez de que mejoren son amplias.  Echa mano de estos alarmantes números en este artículo:  https://u.org/296mcHB  . Existen un sin número de profesionales, grupos de apoyo y literatura para fomentar el desarrollo saludable de nuestros hijos en áreas de necesidad.  Si notas que tu hijo presenta rezago en alguna área, mientras más temprana sea la intervención, mejor y más rápida será la mejoría.  Pón todas las herramientas que puedas a disposición de tus hijos.