Solía pensar que una debía decir lo que pensaba…, lo que sentía. “Sin pelos en la lengua.” Ser franca. Ser siempre como somos sin caer en la hipocresía.
Después de todo, ¿que tanto daño pueden hacer las palabras?
Si algo me molestaba, y no lo expresaba, rápidamente sentía que le faltaba a la verdad y que me faltaba a mi misma.
“Be careful with your words. Once they are said, they can be only forgiven, not forgotten.”
-Unknown
una cambia… o madura más bien
Con el pasar de los años, oportunidades saboteadas por mí misma y muchas relaciones dañadas y malheridas, aprendí que este “estilo” no es de gente inteligente.
“Words are free. It’s how you use them that may cost you.”
-KushandWizdom
Pensamos. Sentimos. Decimos.
Sin embargo, muchas veces lo que sentimos y lo que pensamos, simplemente está mal. Esa opinión es genuina y verdera para nosotros, pero precipitada en más de una ocasión. En el peor de los casos, ni siquiera es en relación a asuntos que nos competen.
Entonces podemos llegar a ser muy francos, muy sinceros y hacer honor a la verdad. Nuestra verdad. Sin embargo, estar franca, sincera y genuinamente equivocados.
“Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla.”
-Sigmund Freud
La realidad
La realidad de la vida es que no es necesario tener una opinión sobre todo, en todos los temas de la vida.
Es perfectamente inteligente abstenernos de asumir una postura hasta tanto tengamos todos los datos que sentimos son necesarios.
En otros casos, será inteligente abstenernos de una opinión o postura hasta… hasta siempre. Porque la verdad es que no siempre hay algo que decir. No siempre tiene que haber algo que opinar.
En una era en la que los influencers son la orden del día, y ser un blogger está al alcance de nuestros dedos, valoro a quien ha conquistado el arte de escuchar sin opinar…, y sin juzgar.
Admiro a todo aquel que es dueño de sí…, dueño de sus palabras.
That would be it. See you on my next one. 👠💞