¿Alguna vez has pensado en cuál es el mensaje que da tu imagen?
Me gusta mirarme al espejo y verme arreglada. Lo tomo como un acto de amor hacia mí misma. Un acto de respeto. Detesto ese “look” en el que uno parece que arrancó según salió de la cama. Después, tan pronto se tiene un chance de mirarse en el espejo, ahí está: The Walking Dead. Después del susto que pasa uno por la momia que vió en el espejo, para colmo, hay que mirarse dos veces para asegurarse de que “a la momia” no se le quedaron lagañas en los ojos.
Diría que soy bastante consistente en mi arreglo personal diario. Tengo una rutina básica, no importa lo que vaya hacer en el día; desde quedarme en casa hasta salir a trabajar.
Tengo mis razones
No siempre he sido así. Recuerdo el tiempo en el que era adolescente y exagerada con lo que veía en el espejo. (Aunque en realidad eso no cuenta porque a esa edad los nenes y las nenas estamos con enamoramientos y siempre nos queremos ver bien. Normal, ¿no?)
También recuerdo el tiempo en el que las responsabilidades de la vida fueron acaparando mi agenda y me fui olvidando de mi misma. En esos tiempos, mi única meta era llegar al final del día y ya. De ser extremadamente superficial, pasé a ser demasiado “almática”, por decir una palabra. Utilizaba como razón (o excusa) que el “físico es sólo físico, lo de adentro es lo que tiene valor”; me descuidé a mi misma. Olvidé que si bien llevamos un mensaje con lo que decimos y hacemos, también lo llevamos con nuestra apariencia.
Llevamos un mensaje al que nos mira…, y un mensaje a nosotros mismos:
“Estoy demasiado cansad@.”
“No me importa como me veo.”
“No me respeto a mí mism@ lo suficiente como para sacar tiempo para mí.”
“Ya estamos casados y/o tenemos hijos. Tiene que quedarse conmigo sin importar como me vea.”
“No sé organizarme bien como para separar tiempo para cuidarme.”
“Me siento triste.”
“Tengo una baja autoestima.”
Hay quien simplemente es así…
Por otro lado, si simplemente se es desaliñado…, pues porque sí… Eso no te libra de las consecuencias. Pues para algunas personas (yo estoy incluida en ese grupo) les cuesta mucho tomarse en serio lo que una persona desaliñada dice.
No me juzgues todavía. Por favor, déjame explicar.
Arreglarse y cuidarse a si mismo requiere disciplina y determinación. No todos tienen esa cualidad (ni están dispuestos a desarrollarla). Se requiere disciplina y determinación para no llenar tu agenda demasiado, de modo que tengas suficiente tiempo para compartir con tu familia, hacer las cosas de la casa, trabajar… y también tener tiempo para tí (aunque sean sólo 15 minutos todos los días).
Si tuvieras que escoger entre estos dos, ¿cúal escogerías?
Tú también juzgas por la apariencia… También debería importarte tu imagen…
Te guste la idea o no, la realidad es que a ti también te afecta la apariencia. ¿No me crees?
Hagamos una prueba.
Piensa en los artistas que admiras. Cuéntame, ¿Cómo se ven?
Piensa en los productos que compras. ¿Genuinamente crees que el diseño y el empaque salieron de la nada? ¿Que un grupo de expertos, incluyendo psicólogos, no estuvo presente?
¿Por qué crees que Instagram es tan exitoso?
Echa un ojo a tus “boards” en Pinterest. Dime, ¿cuantas imágenes de personas y espacios desaliñados tienes guardadas?
Además de venderte el conocimiento, la voz y/o la calidad de un producto, te venden una imagen. ¿Aún no estás convencid@? Piensa en los lugares que visitas y como su aspecto te da un mensaje sobre la limpieza y el tipo de personas con la que te encontrarás.
De la misma manera, la forma en que te ves afecta a tu pareja, tu patrono, tu grupo social… más importante aún, a ti mism@.
Cuida Tu Imagen Antes de Salir
Antes de salir, mínimo se debería:
- Limpiar y humectar el rostro
- Usar, como mínimo, un poco de polvo y labial (aunque sea tono “nude” o para dar un poco de brillo
- Escoger la vestimenta de forma consciente. Escoge tú la ropa, no que la ropa te escoja a ti.
- Complementar la vestimenta con por lo menos un accesorio