Vida Diaria, Pero Más Fácil: “Ice Maker” Portátil

Vida Diaria, Pero Más Fácil:
“Ice Maker” Portátil

¿Alguna vez te has sentido tonta porque recién te acabas de enterar de que hace mucho inventaron “x” cosa que necesitabas y no lo sabías? Mis dos manos están arriba. Me pasó recientemente con la máquina portátil para hacer hielo. Genuinamente les digo: No tenía idea de que existía. Me sorprendió mucho porque llevo un año aproximadamente mirando neveras para cambiar la mía. No porque no sirva, sino por el hecho de que no hace hielo; y ya no quiero bregar con las cubetas… Me siento como si fuera una mujer de los 50’s lavando ropa a mano.


Los que me conocen, saben que soy del tipo de persona a la que no le cuesta invertir en cosas que me facilitarán las tareas del hogar permitiendo que me sobre más tiempo para hacer las cosas que genuanimante me apasionan. En esta ocasión, les comparto el porqué este aparatito me ha resultado conveniente.

  1. Fácil de operar. Sólo requiere que lo conectes, le agregues agua, pulsar “power” y listo.
  2. No requiere de una gran inversión. Si tienes una nevera que no tiene “ice maker”, pero que está en buenas condiciones y realmente, no requiere que la cambies, esta es una opción para tí. Los “ice makers” portátiles (los pequeños, por favor) están entre los $80.00 y $120.00 vs una nevera con dicho feature ya incluido, que te estaría costando aproximadamente entre los $1,000.00 y $1,500.00… En mi caso particular, esto fue un super plus… porque no fue necesario incurrir en el gasto de una nueva nevera.
  3. Espacio. Si tienes espacio limitado (como yo) este artefacto es para tí. Mi cocina es pequeña y además de que me remordía la conciencia por estar mirando neveras cuando la mía en realidad está en buenas condiciones, otro asunto que debía considerar es que no me cabe un “mounstruo” de nevera. En adición, debo tener cuidado con las dimensiones de las puertas (que no tropiecen con el “island”). Por otro lado, sí tengo mucho espacio de “counter” y gabinetes. El “ice maker” es un poco más grande que una arrocera. Bien lo puedo dejar encima del “counter” o guardarlo dentro del gabinete sin mayores complicaciones.
  4. Versatilidad. El poder usar en diferentes áreas de la casa, es un extra mega plus. Si hago un compartir en la terraza, me lo puedo llevar para esa área. Si decido recibir a las personas en el patio de alfrente, también. De igual manera, si fuera a tener un compartir en cualquier otro lugar, que no sea mi casa, también me lo puedo llevar. Me puedo ahorrar la compradera de hielo, ya que si comienzo a hacer hielo desde el día antes puedo llegar a acumelar una cantidad considerable. El mío, hace aproximadamente 26 libras de hielo en 24 hrs. Nada mal, para ser económica.
  5. Resuelve en Emergencias… Los que acabamos de pasar por La Odisea del Huracán María (Huracán Irma y el Apagón de la AEE) me entenderán muy bien. Puedo correr mi “ice maker” cómodamente con mi generador de electricidad y en aproximadamente 15 minutos, tengo disponible hielito para una rica y referescante bebida.

Overall… me ha resuelto la vida (bueno, no tanto la vida, pero sí el issue del hielo).. y siempre tengo hielito sin pasar mucho trabajo. Déjame saber si considerarías comprar un “ice maker: portátil. ¿Por qué, si? ¿Por qué, no?

¡¡Que No se Salga de Control la Ropa Sucia!!

¡¡Que No se Salga de Control la Ropa Sucia!!

Con una vida activa y el tener que lavar ropa para cinco, he tenido que aprender a manejar mi agenda y evitar la avalancha de ropa que se puede llegar a formar en menos de semana. La ropa sucia desatendida y sin un plan para manejarla, esta tarea puede llegar a convertirse en una situación realmente abrumadora para toda la familia.

(1) Un martes en la mañana: – ” Mamá, no encuentro medias de la escuela.” (2) Hablándote a ti misma y ya tarde para salir al trabajo: “¿Será posible que no encuentre ni una sola de las camisillas negras limpias? ¿Dónde están?”

Sé lo que se siente. Lo he vivido… Es por eso que hace más de un año me dí a la tarea de tomar el control de este asunto. Busqué en vídeos de Youtube, leí blogs y aquí les comparto lo que me ha funcionado. Aún no alcanzo la perfección, pero si ha habido una mejoría sustancial en mi rutina lo cual ha disminuido la cantidad de veces que me encuentro en situaciones como las que mencioné arriba.

  • Primero lo primero. Necesitas una secadora de ropa. Punto. No le busques la vuelta. No trates de subestimar el beneficio que este enser traerá a tu hogar, a tu familia y a tí misma. Estamos en el siglo XXI. Imagínate en estos tiempos sin una nevera… Absurdo, ¿verdad que sí? De igual manera ocurre con una secadora de ropa. No hay forma de que en este siglo, en el hay padres solteros, hogares en que ambos trabajan, y con un sin número de responsabilidades (no solo laborales, sino tamibién sociales y eclesiásticas), logre manejar la cantidad de ropa sucia que se genera en una semana. Querido Lector: Si aún no tienes una secadora, hazte de una. Hazte un regalo para tí y tu familia. Si la compras de gas, el gasto energía eléctrica es mínimo. Solo utiliza electricidad para el primer halón (en lo que prende) y para el “timer”. De igual manera, los enseres de hoy día son sumamente eficientes. Si adquirieras una de completamente eléctrica, el gasto de electricidad no será no exorbitante. Has los ajustes con otros enseres, salidas innecesarias o gustos absurdos, pero no cortes por la secadora de ropa.
  • Divide la ropa según se va ensuciando. Tengo varios cestos de ropa sucia. Uno para la ropa oscura, otro para la ropa clara y un tercero para la ropa blanca. Según se va ensuciando la ropa, la vamos poniendo según su categoría. Toda la familia participa. Mis niños, entre las edades de 8 y 5 años, saben como hacerlo también.
  • Lava (y seca) una tanda de ropa por día o día de por medio. Esto dependerá de cuánta ropa sucia genere tu familia. Esto evita que se generen las tandas gigantescas (que a fin de cuentas lo que hacen es esforzar y acortar el tiempo de vida útil de tu lavadora). Echa un vistazo diariamente a los cestos de ropa sucia. Lava el que más lleno veas. Mi tiempo preferido para hacer esto es por las tardes. Echo a lavar una tanda de ropa tan pronto llego a casa. Mientras comemos, nos bañamos y hacemos las tareas, la ropa se va lavando. Antes de acostarme a dormir, la pongo a secar. Hay a quien le funciona poner una tanda a lavar tan pronto se levanta, y dejarla secando antes de irse al trabajo o llevar los niños a la escuela.
  • Dobla una tanda de ropa diariamente (o día de por medio). De la misma manera que lavas una tanda por día, dobla. No permitas que se acumule. Es mucho más fácil doblar y guardar una pequeña tanda de ropa que doblar y guardar el cúmulo de ropa de una semana. De la misma manera que se recomienda que las tareas grandes se dividan en tareas más pequeñas ya que es más probable que lo realices sin quemarte, es más fácil que dobles una tanda ropa para que la que tengas que separar de 5 ó 10 minutos que el verte en la obligación de separar una tarde para doblar ropa.
  • Que los niños se encarguen de lo suyo. Involucra a la familia. Es una tarea de todos. Si ensucias ropa, participa. Si los miembros de tu familia están una edad en la que son capaces de seguir instrucciones, involúcralos. Si son pequeños, supervísalos de cerca, pero permite que participen de la tarea. De momento puede ser un poco sacrificado y es probable que en un inicio sea más lo que te atrasen que lo que te ayuden, pero verás que dentro de poco lo harán de forma casi independiente y será de gran beneficio para tí y para ellos también.

Déjenme saber sus estrategias para manejar la el cúmulo de ropa que una familia genera. ¡Ánimate! ¡Comenta!