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Reflexesiones de Mitad de Año de 2019
Tengo muchos talentos. -Modestia aparte.-
Pero indudablemente, el mejor de todos ellos, es comprar. Tengo la increíble habilidad de ver algo y buscar 10 razones por las cuales lo necesito (aunque en realidad no sea así.) No sé si puedo hacer mucho respecto a esto. El talento lo heredé de mi madre y de una de mis tías. (¡Bendición, Mami y Titi Nancy!) Nos gustan las compras. Simple.
Talento y maldición porque me ha metido en problemas más de una vez, pero eso es tela para otro post.
Y aunque he mejorado grandemente, principalmente porque mi media naranja me ha dado mucho coaching (-forma bonita de decir regaños-), sé que aún me falta un mundo.
Durante las vacaciones del año pasado, publiqué un post titulado “Reflexiones de Mitad de Año”. En este post, básicamente hago una introspección y me propongo no adquirir más cosas, principalmente ropa.
De Entrada
De entrada, debo admitir que fallé. Sí, adquirí más ropa. De la publicación de ese post a la fecha de hoy, estimo que he adquirido aproximadamente unas 40 piezas de ropa. Por otro lado, he removido algunas 20.
Un Encuentro con la Realidad
Resulta ser, que al proponerme dejar de comprar ropa, me di cuenta de que tenía una colección pésima en la que me faltaban prendas indispensables. (No vaciles. En serio que no fue una excusa para comprar.)
Por ejemplo, en mi armario faltaba una camisa de botones blanca y un pantalón negro. Báscicos, ¿no? También noté que la gran mayoría de las piezas, no combinaban entre sí. Otro ejemplo: una camisa de flores tipo túnica que sólo me podía poner con un leggin y un pantalón rojo de diseños para el cual sólo tenía una camisa que le hacía juego. Obviamente, nunca iba a conseguir nada que ponerme. Siendo una mujer que sale de casa a diario y con funciones que me requieren vestir decente (no con una camisa de un 4k auspiciado por Goya), teniendo un closet lleno, pero carecer de prendas básicas, nunca tenía qué ponerme.
Como siempre, Youtube al rescate
Ya saben, siempre que tengo dudas en cuanto a algo, hago un research en Youtube -una universidad debidamente acreditada para lo que quieras-. *Anuncio no pagado.*
Entre un vídeo y otro, me topé con un curso -gratuito- de cómo crear un fondo de armario (una colección de prensas básicas, combinables entre sí que te garantiza evitar el trauma de “no tengo nada que ponerme”) creado, Inma Pérez, aka Chincha Rabiña.
Confieso que de toda la colección de vídeos que he visto, los de ella son los más completos, prácticos y… entretenidos. Aparte de que no se pone con la come-mierdería de sugerirte que gastes $200.00 en una correa y $175.00 en una blusa de marca X, te da ejemplos concretos de lo que puedes hacer con las prendas que ya tienes y las que vas añadiendo al fondo de armario. Honestamente, me encantan sus vídeos.
Así las cosas
Así las cosas, sí, he adquirido (y sustituido) piezas en mi armario. Pero, en esta ocasión, de forma no-impulsiva y consciente. (Wow, pensándolo bien, no fallé del todo. 😉) He añadido piezas como:
- camisa blanca de botones (increible, pero no tenía)
- t-shirt blanca y negra (tampoco tenía)
- pantalón de vestir negro (¿cómo rayos no tenía esto?)
- blazer negro
- LBD (traje negro; en esta categoría añadí más de uno porque para mi estilo de vida, de verdad que son súper versátiles)
Con los cambios que he ido haciendo, buscar qué ponerme es muuuuuuuuchooo más facil. Me he ahorrado muchísimo estrés al seleccionar qué ponerme para la oficina, citas, fiestas, actividades escolares, etc. Si les interesara, puedo ir compartiendo como evoluciona mi armario y más detalles de lo que eliminé y adquirí.
That would be it. See you on my next one. 👠💕